Sé que aporto poco si digo que, a pesar del punto de inflexión que parece que se ha formado en los tipos de interés, las perspectivas de rentabilidad en los próximos meses para los activos de renta fija más seguros no son halagüeñas. El repunte de las curvas sólo se está produciendo en los tramos largos (hasta la zona de cinco años es limitado e insuficiente como para que abandone la zona negativa) y, en cualquier caso, continúa en cotas muy por debajo de las medias históricas. Constituye todo un reto generar altos rendimientos con las carteras de activos financieros.
Para ilustrar la situación, actualizamos cinco carteras de referencia (benchmarks) de las que usamos en Afi para perfilar a nuestros clientes. Numeradas del 1 al 5, su nivel de riesgo es creciente, como muestra la mayor volatilidad de cada una de ellas. En la tabla 1 se detalla la distribución por activos y en la tabla 2, algunos de los datos históricos de rentabilidad y riesgo (calculados con datos diarios desde 1999).
Como es sabido, rentabilidades pasadas no sirven para predecir rentabilidades futuras (de ahí este artículo) pero respecto a los riesgos, la historia sí aporta información relevante o, al menos, un marco de referencia para la toma de decisiones.
Si una cartera del estilo de la 1 (peso en renta variable de apenas el 5%) ha generado una rentabilidad anual media del 2,5%, las expectativas para los próximos 2/3 años es que apenas genere unos puntos básicos (gráfico 1). Es relevante, dado que se ha producido un claro giro en la evolución de la inflación que podría intensificarse en los próximos meses. En un entorno de ausencia de crecimiento de los precios como el de los últimos años, el perfil defensivo se podía conformar con una rentabilidad reducida, ya que aun así obtenía rendimiento en términos reales. Pero si ahora comienza una normalización de la inflación, con tasas de avance cercanas al 2,0%, parece claro que ha llegado la hora de plantearse el nivel de riesgo. O de aceptar que, ahora sí, sufrirá pérdidas en términos reales.
¿Qué alternativas hay? Moverse hacia la derecha en la frontera rentabilidad / riesgo y, según los cálculos que hemos realizado, adoptar un nivel de riesgo como el de la cartera 3. Atención porque, en este caso, el peso de la renta variable es del 30%, lo que se nota, y mucho, en términos de riesgo: la volatilidad se cuadriplica (del 1,05% al 4,38%), mientras que la probabilidad de pérdida en un horizonte temporal de 12 meses crece hasta el 27,2% (desde el 2,4%) y el draw down histórico (la máxima caída) se eleva hasta el 18,68% desde el 1,87%.
En definitiva, esta vez sí parece que vamos a asistir a un repunte de la inflación que ocasionará pérdidas en términos reales en los perfiles defensivos, dado que su rentabilidad nominal va a ser nula. Prevemos peticiones de incremento de rentabilidad esperada de las carteras para igualar de esta forma la inflación. Habrá que ser muy claros y advertir sobre la contrapartida que exige en términos de aumento del riesgo, pero parece que se aumentará la exposición a renta variable.
Sirva como ilustración adicional los cambios que se están produciendo en la estructura de la cartera de los fondos de pensiones y de inversión en España, con un claro aumento de la inversión en renta variable en detrimento de la renta fija. En el caso de los fondos de pensiones asistimos, además, a un aumento de la exposición a “activos alternativos”. Pero ese análisis lo dejamos para otro post.
Fuente: http://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/descargar/16/Dic/Fich/be1612-art3.pdf
@david_cano_m, Afi, Inversiones Financieras Globales, EAFI
Source: Invertir con éxito